Cuando te has pasado más de media vida asistiendo a presentaciones de coches nuevos, la verdad es que te comes un buen número de marrones. La gente lo ve como muy bucólico, y constantemente te sueltan aquello de “Qué suerte, todo el día viajando”. Y sí, pero no, ya que en algunas ocasiones, bastantes, el viaje en cuestión es un marrón tamaño XXL, al que vas porque es trabajo, aunque no te habría importado decir aquello de “perdón, pero no puedo ir porque estoy malito”.

Sin embargo, también es justo reconocer que hay unos cuantos viajes de esos a los que pagarías por ir. No muchos, pero los hay. Buen ejemplo de lo que hablo es el que acabo de hacer a Andorra con Jaguar/Land Rover, donde he tenido la oportunidad de realizar una parte del programa “Land Rover Experience Andorra”, que se desarrolla en la estación de Grand Valira.

Para la mayoría, hablar de AVE hasta Lleida, un Jaguar F-Pace a tu disposición para desplazarte hasta Soldeu, y alojamiento en el Sport Hotel Hermitage & Spa, es un buen plan. Pero si a todo esto sumas que podrás conducir un Land Rover por la nieve, el buen plan se convierte en el Plan con mayúsculas.

Allí, en Grandvalira, Land Rover monta cada año, desde hace cinco, un circuito en el que organiza una experiencia basada en un curso de conducción en nieve, impartido por los reputados monitores de Land Rover Experience. Más información de esta actividad: Land Rover Experience Andorra.

La verdad es que la actividad es muy divertida. Yo elegí un Discovery Sport, el coche de la gama que había probado menos. Además, tuve la suerte de que mi monitor fuese Miquel Vila, el hijo del gran Pep Vila, con quien he vivido un buen número de aventuras.

El circuito que se utiliza para la actividad no es muy complicado, y comienza con un pequeño slalom, para cogerle el aire a lo de girar en nieve, seguido de una empinada pendiente que, en condiciones normales, se sube muy bien gracias a los sistemas electrónicos de tracción del coche y a los neumáticos de invierno. Fuerte bajada para probar el sistema de retención en pendientes, otro slalom y, para finalizar, maniobra de esquiva en frenada.

Nosotros tuvimos mucha suerte, ya que justo antes de llegar cayó una copiosa nevada, que complicaba bastante la subida. Tanto que los monitores se llegaron a plantear no hacerla para que no se quedasen todos los coches atascados. Pero como primero te dan una vuelta los monitores para enseñarte el circuito, decidieron probar y se podía.

Acabado el turno del monitor, nos toca. Primero tenemos que dar una vuelta utilizando el programa “nieve” del coche. La verdad es que funciona muy bien y resulta lo más idóneo para hacer una conducción segura por nieve y/o hielo, pero, a mi gusto, es muy intrusivo; no te deja hacer nada. Así, encaramos la subida y, a mitad de ésta, como la electrónica del coche no deja que patinen las ruedas, el Discovery Sport se queda casi parado, con lo que pienso que va a tocar bajar marcha atrás. No problem: tú mantienes el acelerador a tope y el coche vuelve a ponerse en marcha para poco a poco ir subiendo hasta la cumbre. Una vez más, la electrónica es una absoluta cuestión de fe, pero funciona. Como funciona a la perfección en la maniobra de esquiva poco después. En este ejercicio hay que tomar una curva después de llegar lanzado de una recta, haciendo el viraje con el pedal del freno pisado a fondo. Gracias a la electrónica, el coche gira en lugar de irse recto.

Pero Miquel, nuestro monitor, nos da un poco de “vidilla” y la segunda vuelta al circuito la podemos hacer en el modo “arena”, en el que el coche te deja derrapar, ya que entiende que estás sobre dunas y, en esas condiciones, si corta encendido cada vez que el coche se mueve, eres hombre muerto, u hombre atascado. Así que, con este programa, la conducción en nieve se hace bastante más divertida. En el eslalon puedes derrapar, mientras en la subida puedes subir dando gas mientras las ruedas patinan y notas como el coche se mueve de un lado a otro. Y llegas arriba tan deprisa, que tienes que levantar el pie del acelerador. Es mucho menos seguro, pero muchísimo más divertido. Y al final, eso de venir a Andorra a conducir en la nieve se trataba de eso. ¿No? Recomendable experiencia. Merece mucho la pena.

Nota. Por cierto… Hacía un día de perros, con mucha niebla, por lo que no pude hacer ni una foto decente. Así que, para ilustrar la entrada, he “robado las fotos del Facebook del Land Rover Experience Les Comes.