Mónica Plaza, hija y copiloto de Manolo Plaza, nos cuenta en primera persona sus aventuras y desventuras en la etapa de hoy, que no ha sido nada fácil para ellos, ya que han perdido hoy más de cuatro horas. Pero nos lo cuenta ella misma.

Por: Mónica Plaza

Como consecuencia de un golpe que hemos dado en el kilómetro 8, en el 20 se ha roto un trapecio inferior. Cuando hemos puesto el gato para subir el coche, papá se ha pillado el dedo gordo de la mano, que ha empezado a sangrar mucho, mucho. Ha tenido que venir el helicóptero de la organización a curarle. Le herida era tan grande que tenían que poner puntos, pero si lo hacían nos sacaban de carrera, por lo que se ha decidido vendar y terminar.

Después me he puesto a reparar el coche con las indicaciones de mi padre, porque él no podía usar una mano. Hemos estado casi dos horas esperando al camión con un amortiguador de recambio. Pero reparamos y seguimos.

Se nos ha hecho de noche y, sin luz, hemos pasado 120 km de dunas enooormes, donde hemos adelantado como 40 coches. También se ha roto la tubería del autoinflado en una trialera, aunque, por suerte, no hemos pinchado. Estábamos todos arriba de la montaña cambiando ruedas, pero previamente nos hemos tenido que bajar del coche, andar y ver por dónde se subía

En un sitio de navegación comienzan todos a seguir a un camión y nos vamos quedando solos…. Le dije a mi padre: “O es la mayor cagada de mi vida o la mejor hazaña”, porque eran 12 km de dunas sin waypoint. Y pimmmmmmmmm. No hemos validado un waypoint, porque era muy complicado, pero da igual. Estamos en meta, cansados, pero contentos.