Por: Primax X-raid Team
Una avería retrasa 50 minutos a Laia Sanz
La cuarta etapa ha puesto en apuros a la piloto de KH-7, que ha visto como un contratiempo la despojaba del top 30.
“A 35 kilómetros para el final se ha roto un trapecio de suspensión. No entendemos el motivo porque no hemos tenido ningún golpe”.
“Nos hemos puesto manos a la obra para cambiarlo, y hubiéramos tardado diez minutos en hacerlo, pero en el kit de herramientas no estaba justo la llave que necesitábamos”.
Día complicado para Laia Sanz en el Rally Dakar. La de KH-7 estaba cuajando una buena cuarta etapa cuando la rotura de un trapecio de suspensión, sin golpe alguno aparentemente, le ha hecho perder mucho tiempo y la gran progresión que estaba manteniendo. La piloto española y su copiloto, el italiano Maurizio Gerini, han estado cincuenta minutos detenidos hasta que han podido reparar y proseguir la marcha hacia la meta de Riyad, que han cruzado en 44º puesto, a 1h28:43 del primero. Un resultado que les ha hecho perder cuatro posiciones y bajar a la 32ª posición de la categoría de coches.
Paradójicamente, el primer día que Laia Sanz ha empezado desde una posición de salida que se correspondía a su clasificación, en 28º lugar, cuando los días precedentes lo ha tenido que hacer desde cuarenta puestos más atrás, las cosas se han torcido para ella. La especial cronometrada, la más larga de esta 44ª edición del rally, con 465 kilómetros, no se ajustaba bien a las características de su MINI ALL4 Racing del Primax X-raid Team, al contar con 200 kilómetros de pistas muy rápidas y una parte final pedregosa, dos escenarios donde los buggys 4×2 y los coches T1+ podían exprimir mejor su velocidad y evitar en mayor medida los pinchazos gracias a sus ruedas más grandes. Pese a ello, la catalana estaba aguantando muy bien el tipo al rodar cerca del top 30.
“Estábamos cumpliendo con nuestro guion. Salíamos, por fin, más adelante, así que no nos queríamos volver locos y empezar a correr más de la cuenta, además la especial era muy rápida y, al principio, incluso peligrosa, con muchos rasantes que no se veían. Por eso, nos lo hemos tomado con un poco de calma, aunque hemos ido a buen ritmo, porque algunos de los que salían detrás de nosotros y que podían ser más rápidos, han tardado en alcanzarnos”, narra la 11 veces finisher del Dakar.
Pese a las precauciones tomadas, “hemos pinchado antes del refuelling, pero es normal con estas ruedas más pequeñas y con tanta piedra como había”, explica. “Después, hacia el final de la etapa, hemos vuelto a pinchar, y otra vez, como los dos días anteriores, hemos tenido problemas con el elevador hidráulico. No queríamos arriesgarnos a otro pinchazo, así que hemos bajado el rimo”.
Entonces, “a 35 kilómetros para el final se ha roto un trapecio de suspensión. No entendemos el motivo porque no hemos tenido ningún golpe. Nos hemos puesto a manos a la obra para cambiarlo, y hubiéramos tardado diez minutos en hacerlo, pero en el kit de herramientas no estaba justo la llave que necesitábamos y hemos tenido que apañárnoslas como hemos podido. Después de esto, podemos estar contentos de haber llegado y haber perdido ‘solamente’ 50 minutos, porque un poco más y nos tenemos que quedar sentados horas a esperar a nuestra asistencia. Es una lástima porque mañana otra vez nos tocará salir muy atrás y ahora ya no habrá arena, sino tierra, y es de prever que nos encontremos polvo”, lamenta la piloto de KH-7.
Mañana jueves, la quinta etapa se disputará con salida y llegada en Riyadh, con una crono de 346 kilómetros y un enlace de 214.