Ford ha presentado en Madrid la nueva generación del Ford Explorer, un coche que sí se venderá en Europa gracias a montar una mecánica híbrida enchufable. Durante la presentación tuvimos la ocasión de probar el coche algo más de una hora, lo que nos ha permitido sacar las primeras impresiones del coche.

Hacía muchos, muchísimos años que no me ponía a los mandos de un Ford Explorer. El motivo es simple: la firma del óvalo dejó de traer a Europa su TT por sus pocas ventas a finales del siglo pasado. Un coche grande, con una mecánica de gasolina muy “glotona” y una arquitectura de suspensiones demasiado pensada para el público norteamericano, no eran los mejores argumentos para triunfar a este lado del charco.

Sexta generación

Ahora la cosa cambia con la llegada de la sexta generación del Explorer, que dispone de una versión híbrida enchufable, la única opción mecánica que se vende en España. Equipado con una batería de 13,6 kWh, consigue una autonomía eléctrica de 42 km, suficientes para obtener la etiqueta Cero de la DGT.

El sistema de impulsión del Explorer tiene nada menos que 457 CV, la suma de sus motores eléctrico y de combustión interna. El motor “normal” es un V6 gasolina biturbo que obtiene una potencia de 363 CV. Éste transmite la potencia mediante una caja de cambios automática de diez relaciones y convertidor de par, en la que va integrado el motor eléctrico de 102 CV. Otro dato muy destacable es su par motor de 825 Nm, dato que nos adelanta las excelentes cifras de aceleración y de recuperación del coche. Su consumo homologado WLTP es de 3,1 l/100 km en el ciclo combinado.

Siguiendo con la transmisión, de la caja de cambios sale una tránsfer que manda potencia a cada uno de los ejes. En recta y con buen piso toda la potencia va al tren trasero, parando automáticamente al delantero según las necesidades, por pérdidas de tracción o de adherencia. No dispone de reductoras.

Sólo un acabado

Ford ha simplificado al máximo la gama Explorer ofreciendo una única opción de equipamiento, denominada ST-Line, que incluye, entre otras muchas cosas, una gran pantalla central, pantalla del cuadro, climatizador de tres zonas, tapicería de cuero, asientos delanteros calefactados, ventilados y regulables eléctricamente, asientos traseros con calefacción, tercera fila de asientos, cristales laterales laminados, doble techo solar, Stop & Go, mantenimiento en el carril, asistente automático de aparcamiento y llantas de 20 pulgadas (por cierto, la rueda de repuesto es de emergencia). Su precio es de 73 300 euros.

Los interiores ofrecen un aspecto sensacional, con plásticos con una excelente calidad percibida. El manejo de todos los mandos, así como de la pantalla, es muy sencillo e intuitivo.

Cómo corre

Y ahora llega responder a la pregunta más importante, que es conocer el comportamiento del coche. Su tamaño, sus 2.466 kg de peso y su país de origen no nos hacían presagiar nada bueno… pero me equivocaba. Durante la rueda de prensa anterior a la toma de contacto nos dijeron que el sistema y tarado de la suspensión era el mismo en Europa y en EE.UU., lo que nos hizo pensar en un coche blando. Pero no. La suspensión de Explorer, independiente en las cuatro ruedas, cuenta con un tarado muy firme, que hace que el coche tenga un comportamiento bastante bueno, incluso a ritmos vivos. Eso sí, hay que tener en cuenta que es un coche que acelera y corre muchísimo, con lo que hay que saber lo que se hace si utilizamos la posición Sport (de las siete disponibles) y exprimimos al máximo los 457 CV en zonas reviradas y estrechas, porque el Ford tiene un empuje y una mecánica de auténtico deportivo.

Durante la presentación no había opción de hacer caminos, pero nos escapamos a una obra, en la que pudimos comprobar que el coche es también muy cómodo fuera del asfalto. Además, lo encaramos a una subida de arena en la que el sistema de transmisión nos dio muy buenas sensaciones, suficientemente camperas para un SUV de lujo como este. Eso sí, los ángulos TT no son de los mejor del coche, y si salimos al campo hay que tener cuidado para no golpear su bonita carrocería.

Como resumen, decir que nos ha sorprendido muchísimo este coche, especialmente por el bestial salto que ha dado en todos los sentidos respecto a las anteriores versiones del Explorer que vinieron a Europa.