Por: José Luis Sánchez
Nuestro protagonista, un rejuvenecido Land Cruiser 95, ha ido a caer en manos de David, un entusiasta de los vehículos todoterreno y expropietario de un Jeep Willys y de un Nissan Patrol, que adquiere un doble compromiso: rejuvenecer al viejo serie 90 y cumplir el sueño de hacerse un 4×4 a su propia medida.
El Land Cruiser 90 (o Prado 90, fuera de España) es una buena elección para «hacernos» nuestro TT al gusto. Situada cronológicamente después de los viejos Toyota 4×4 puros (ejes rígidos con reductora), esta serie va a ser el germen de los incombustibles LC 150 que tantas ventas ha dado a la marca nipona en el Mundo: la serie 90 sería la primera en montar suspensión independiente en el tren delantero (IFS), con tracción total permanente y bloqueo de diferenciales central y trasero (esto último sólo en las versiones más equipadas). Se vendía con chasis corto y carrocería tres puertas (Land Cruiser 90) o con chasis largo y carrocería 5 puertas (Land Cruiser 95). Montó tres motores: dos diesel, con tres litros de cilindrada y una potencia de 125 CV (KZJ) o de 163 CV (KDJ) y un gasolina V6 de 178 CV (VZJ).
Pero como de lo que se trata es de ponerlo a nuestro gusto, y esta unidad es del año 1999, David tuvo claro desde el primer momento que, —«el uso del coche es principalmente para hacer rutas turísticas así que, no dudé en ponerme en manos de Emilio, de Desierto y Montaña (mi taller especializado), y Juanma de Wheeltracks. Ambos coincidieron en las mejoras fundamentales para el Toyota: protección de los bajos, elevación y refuerzo de la suspensión, neumáticos adecuados, taloneras (para Hi-Lift), cabrestante y snorkel»— nos comenta David puntualizando con un gesto los dedos de la mano.
El coche está destinado a un uso diario y la preparación ha de adaptarse a días de ciudad y a días de campo, pero la intención original es poder viajar con él y hacer uso de sus capacidades todoterreno en excursiones dentro y fuera de España. Otro motivo por el que es una elección adecuada ya que en Marruecos, o en cualquier otro lugar del Mundo, no encontraremos problemas de reparación y repuestos. Justo lo contrario que sucede si pretendemos entrar con él en ciudades como Madrid, donde el problema se centra en las restricciones de acceso a zonas de bajas emisiones.
El blindaje de bajos está confeccionado para proteger todos los elementos vulnerables (cárter, cambio y caja transfer) con una chapa de acero de 3mm. El tramo frontal está perforado, no solo para darle un toque más «vintage» si no, para dejar que el aire circule y ayude a regular la temperatura del motor.
La suspensión instalada (muelle y amortiguador) es Ironman y, no solo dota de unos centímetros más de altura al 95, sino que además cumple perfectamente su cometido manteniendo el confort de los ocupantes en pistas y absorbiendo bien las roturas del terreno, no obstante, en palabras de David —»va muy bien, aunque ahora metido en este mundillo veo que hay un mundo de amortiguadores, seguramente sea la siguiente mejora»—.
El cabestrante, un Afrikaan con cable sintético y con una capacidad de 9.500 libras, está sujeto a un soporte oculto fabricado en duraluminio de 5mm y oculto tras el paragolpes de origen. Este último y la defensa integral, ambos pintados con Epoxi en negro mate, y los dos faros auxiliares de led, terminan de conceder un aspecto absolutamente táctico y robusto.
La admisión del coche está protegida con un snorkel que nos garantiza la estanqueidad ante polvo y fluidos y nos permite poder circular acompañados de otros vehículos en fila sin temor a que las impurezas obstruyan el filtro, además de poder adentrarnos en un río (si no hay paso o puente alternativo) sin riesgo a que el filtro «se ahogue».
Callejeando… No nos vamos a engañar, la pintura de la carrocería es el foco de todas las miradas. Excepto los paragolpes, el 95 está pintado en color “desert” imitando el color M-15 utilizado en las unidades españolas destacadas en el Sahara en los 70.
En carretera…
Este modelo fue en su día alta gama (aún lo sigue siendo) y debería poder alcanzar los 160km/h, pero su propietario, amén de conservar la mecánica y de ajustar los consumos, se ha propuesto establecer una velocidad de crucero media en torno a los 100km/h rodando por asfalto, propósito conseguido con unos sorprendentes 10 litros de consumo medio, que en viajes con más de una centena de kilómetros se ameniza gracias al sistema de audio Carplay, instalado en Desierto y Montaña.
En campo… Es indiscutible que los bloqueos y la tracción total permanente son el núcleo duro de este coche. Las modificaciones y la instalación de los nuevos accesorios, a petición de su propietario, protegen y mejoran el comportamiento fuera de carretera, sintiéndose especialmente cómodo cuando se conecta la reductora y el 95 avanza por terreno agrietado y deteriorado como si de pistas forestales se tratara. Su hábitat natural.
Conclusión…
Ya lo hemos mencionado al comienzo de estas líneas, el Land Cruiser 90 es una de las mejores opciones para acceder a un vehículo verdaderamente todoterreno, sobre todo con pretensiones de viajes largos, principalmente por el norte de África. Si nuestra opción es un vehículo largo, el techo de esta serie permite colocar, gracias a que es de los últimos coches con vierteaguas, casi cualquier baca donde poder alojar planchas de arena, jerrycan, Hi-Lift, equipaje o material de acampada.
No lo menciona el dueño, pero el 95 se comporta, si la suspensión no sufre demasiada fatiga, muy bien en pistas rápidas, lo que nos permite evolucionar por el desierto muy cómodos, pero David aún tendrá que esperar a la nueva normalidad para recorrer las hamadas del sur de Marruecos. Mientras tanto, el 95 ha rodado a finales de enero con el club Wheeltracks en Portugal y los acompañará en su 33 aniversario en Toledo.
Agradecimientos: Desierto y Montaña, Club Wheeltracks 4×4 y Gráficas Manero.