Por: Nacho Salvador
Que la electrificación del mundo del automóvil, al menos aquí en Europa, va a formar parte de nuestro futuro a medio plazo, es toda una realidad. Es inevitable. Sin embargo, su “integración” entre los vehículos TT todavía levanta muchas dudas, pese a que ya haya proyectos tan avanzados como los Rivian, el Bollinger, o el F-150 eléctrico de Ford. Pero, ¿y los 4×4 clásicos? Pues también están trabajando en este sentido, algo que se puede ver con la llegada de la versión 100% eléctrica de uno de los todoterreno más icónicos de la historia: el Mercedes G.
De momento es sólo un coche concepto, aunque Mercedes asegura que el Concept EQG que han enseñado es muy parecido a lo que saldrá a la calle en 2024. Un coche con la inconfundible forma del G, una estética que casi no ha cambiado desde el lanzamiento del coche, allá por 1979. Porque si esta silueta ha funcionado bien durante más de 40 años, por qué no va a hacerlo como coche eléctrico.
El Concept EQG puede reconocerse a primera vista como heredero de la Clase G. Esto se debe, en parte, a los típicos faros redondos. Eso sí, en lugar de la parrilla utilizada en las versiones con motor de combustión, la variante eléctrica monta una calandra plana en negro, sobre la que encontramos la estrella de la marca, pero iluminada y con efecto tridimensional.
El Concept EQG monta unas nada todoterreneras llantas de 22 pulgadas. Y en lugar de la habitual de la rueda de repuesto que hay sobre la puerta posterior, encontramos en este caso una caja con cerradura, donde puede guardarse, por ejemplo, el cable de carga. Un recurso muy interesante que nos hace plantearnos una duda: ¿El Concept EQG no tiene rueda de repuesto? Nada del comunicado de la marca nos despeja esta cuestión, que dejamos en el aire. Porque un todoterreno debe tener, sí o sí, una rueda de repuesto, ya que sin ella es una auténtica aventura salir a un camino en el que es fácil pinchar, máxime con neumáticos de perfil bajo en llantas de 22 pulgadas.
Ya hemos visto que el Concept EQG es un G, en lo que a estética se refiere. Ahora la pregunta es si será tan bueno en campo como su hermano de combustión interna. Cuestión a la que Mercedes responde con un claro sí. El coche mantiene el concepto TT clásico, con una carrocería anclada sobre un chasis de largueros y travesaños, a lo que se suma que mantiene la estructura de la serie G actual, con suspensión delantera independiente y un eje rígido trasero. Hasta aquí todo es igual, excepto porque entre los largueros se han colocado las baterías para garantizar un centro de gravedad bajo.
Cuatro motores eléctricos, situados junto a las ruedas y modulables individualmente, son la clave de las cualidades dinámicas del vehículo, tanto en carretera como fuera del asfalto. Motores que disponen de un modo «Low Range» para zonas trialeras, lo que, según la marca, va a satisfacer también las expectativas en cuanto a conducción TT de los fanáticos del G. En este sentido, hay que decir que es verdad que, con un motor eléctrico en cada rueda, las posibilidades de tracción son infinitas, además de ser un sistema tan capaz en zonas rotas como un bloqueo al cien por cien de los diferenciales, ya que, al ser motores independientes, siempre hay capacidad de tracción en cada una de las ruedas. Dado que los motores eléctricos desarrollan su par motor máximo prácticamente desde el primer giro de las ruedas, un vehículo todoterreno con propulsión eléctrica integral tiene una gran capacidad de aceleración, que, además, se puede regular con gran precisión, lo que aporta ventajas patentes en pendientes acusadas y en terrenos deslizantes.
Mercedes recalca también que la fase final del desarrollo de este coche se realizará en el legendario recinto de pruebas de Schöckl, el monte cercano a Graz, de 1.445 metros de altura. Una ruta de 5,6 kilómetros de longitud, con pendientes de hasta 60 grados. Una vez superada con éxito esta exigente prueba, el «G» eléctrico podrá hacer ostentación de la credencial de calidad obligatoria para la serie 463: «Schöckl proved».