Cuando pensamos en rallyes todoterreno, incluso cuando pensamos en carreras tipo baja, nos vienen inmediatamente a la cabeza caminos polvorientos y paisajes desérticos. Sin embargo, desde hace unos años se disputa dentro del calendario internacional de la especialidad una carrera totalmente diferente, una carrera en la que los protagonistas son la nieve y el frío: la Baja Rusia Northern Forest. Y la mejor manera de conocer la prueba es que nos lo cuente en primera persona Jorge Saiz, un habitual del CERTT, que participaba por vez primera en esta carrera junto a Enrique Reyes.
Para Jorge, la Baja Rusia es una de esas carreras que hay que correr una vez en la vida. Una prueba que ya, desde el principio, es diferente a otras, ya que, por ejemplo “Antes de empezar te hacen un reconocimiento médico, nos cuenta el conquense, y si, por ejemplo, tienes la tensión alta, no te dejan salir a correr”. Otra peculiaridad, en su caso, es que el equipo, VM Competición, no fue a Rusia con sus coches habituales y, en su lugar, alquilaron los vehículos allí. Una fórmula mucho más económica y lógica, si tenemos en cuenta que hay que desplazarse a muchos kilómetros de aquí.
Una vez en faena, tramo prólogo, donde descubres una de las peculiaridades de la carrera: los taludes de nieve. “La prólogo es el primer contacto con el terreno, nos comenta Jorge. Nieve, hielo, más nieve y más hielo, en una pista marcada entre los taludes que deja la máquina que abre el camino. Taludes bajo los que, algunas ocasiones, no se ve el coche de lo altos que son.” Por cierto, el prólogo se les dio muy bien, ya que quedaron primeros de T3 con su Can-Am, y terceros de la general, detrás de Al-Rahji y de Vasilyev.
Estos taludes de nieve a los lados de la pista marcan también la navegación y el pilotaje. En lo que a la navegación se refiere, Jorge nos comentaba que: “Es verdad que en esta carrera es difícil perderse, aunque hubo quien lo hizo (risas), pero por otra parte llevar las referencias clavadas es muy complicado, ya que la máquina no siempre limpia todos los caminos, con lo que te puedes encontrar una curva a derechas en ángulo recto, que realmente es un cruce en “+” en el que sólo han limpiado esos dos caminos y el resto es nieve virgen”.
Algo parecido ocurre con las zonas de dubbies, muy numerosas en esta carrera. Así nos lo contaba Jorge: “Como se da más de una pasada a cada recorrido, vas tomando notas para mejorar en la siguiente, como hacemos habitualmente en todas las carreras. Pero aquí es mucho más difícil, ya que tomar referencias claras es muy complicado. Es todo igual. Además, con el paso de los coches, la nieve no se parece nada de una pasada a otra”.
Unos cambios en el terreno que también tienen otras consecuencias. “Como vas metido en un carril de nieve y hielo, es difícil salirse cuando, por ejemplo, un coche de delante ha dejado una piedra o un trozo grande de hielo en la rodera. Además, si a eso le sumas que la piedra es blanca, pues todavía peor. Nosotros, en un sitio así sufrimos uno de los problemas de la carrera, ya que Quique consiguió evitar una piedra que no se veía, subiendo el tren delantero a la cresta de la rodera de nieve, algo que no es nada fácil, pero el eje trasero se quedó abajo… Pegamos con la rueda y reventamos, se rompieron los frenos y se dobló un tirante de la suspensión”.
Una de las cosas más complicadas en la Baja Rusia son los adelantamientos. Como nos dice Jorge, “Hay sitios en los que adelantar no es que sea difícil, es imposible. Porque en muchos sitios la pista es un carril estrecho y el que va delante no puede salirse para dejarte pasar, porque si sale de la pista se va a atascar, con lo que muchas veces tardas rato. Aunque, en contrapartida, también es verdad que, al no haber polvo, te puedes acercar sin problemas al coche de delante sin jugarte el tipo, como nos ocurre en las pistas polvorientas en las que estamos acostumbrados a correr”.
¿Otra gran diferencia?: Cuando te quedas atascado, algo que Quique y Jorge vivieron en primera persona. “La verdad es que los taludes de nieve muchas veces te ayudan a colocar el coche en las curvas, pero hay que tener cuidado, ya que si los tocas con el tren delantero es difícil volver a la pista y te puedes atascar en la nieve, como nos pasó en una curva a derechas. Y desatascarse no tiene nada que ver con hacerlo en arena. Lo primero es que, al bajarte del coche, en lugar de meterse arena en los botines, se mete nieve, con lo que luego se te congelan los pies”.
“Para colmo de males, nos sigue contando Jorge, yo paleé una de las ruedas delanteras y al ir a desenterrar la otra, pasando por delante del coche, me hundí en la nieve hasta la cintura. No me daba la pierna para salir del agujero y tuve que rodar sobre mismo haciendo la croqueta en la nieve. Pero por más que limpiábamos las ruedas y los bajos, el coche no salía de allí, y, para colmo de males, nadie paraba a darnos un tirón. Así que al final me planté en mitad de la pista, obligué a un coche a parar, enganché la eslinga y en pocos segundos teníamos la situación solucionada. Si lo llego a saber antes…, aunque también es verdad que plantarte en mitad de una pista helada en la que cuesta frenar tampoco es una idea muy buena, pensándolo ahora en frío.”
En cuanto al resultado de la carrera, la verdad es que a Quique y a Jorge les pasó un poco de todo, con lo que sólo pudieron ser octavos de la categoría T3. Aunque, eso sí, el equipo sí pudo volver a casa con un trofeo, ya que el otro coche de VM Competición, el de Miguel Angel Valero y Jaqueline Ricci, terminaban la Baja octavos absolutos y segundos entre los bugguies ligeros T4, un excelente resultado.