Nacho Salvador.

Viaje: Merindades con el Suzuki Ignis

Que España tiene miles de rincones espectaculares no es nada nuevo. Si a eso le unimos hacer un viaje sin prisa a bordo de un nuevo SUV, como es el Suzuki Ignis 4×4 Hybrid, la experiencia es casi perfecta.

La idea nace de la conjunción de dos conceptos: uno, que queríamos hacer algo distinto para probar el nuevo Suzuki Ignis: Dos, que había que hacer un viaje al norte. Así que, uniendo estos dos conceptos, nos “inventamos” una bonita salida de un día en Las Merindades (Burgos) mientras uníamos Madrid con Santoña. Si te gusta conducir, el recorrido pasa por lugares impresionantes. Y si te gustan los paisajes, no te va a decepciones.

Nuevo Ignis                           

La verdad es que tenía ganas de probar “en condiciones reales” el nuevo Ignis. Entre otras cosas porque yo tengo uno en propiedad y quería compararlo con la versión 4×4 microhíbrida que aparece con esta generación (el mío es un 4×2).

Esta nueva versión te da varias cosas. Por un lado, se mantiene la esencia del coche, como pequeño SUV con una buena capacidad interior (más de lo que parece), una buena altura al suelo (para ser un SUV) y un motor pequeño que consigue unos consumos reales buenísimos (mi media en el día a día es de 5,3 l/100 km, haciendo una conducción “ligera”).

Lo que se gana ahora es un sistema de micro hibridación con batería de 12 v y 10ah, que ayuda al vehículo tanto en las arrancadas como en las aceleraciones. Este sistema ya existía (se ha mejorado), pero ahora puede ir asociado a la tracción total All Grip de la marca japonesa. Una combinación que te permite tener un pequeño 4×4 para poder ir al campo los fines de semana, asociado a una etiqueta Eco con la que puedes entrar en el corazón de las ciudades. Combinación perfecta.

Merinadades

Para probar el Ignis aprovechamos que teníamos que hacer un viaje a la localidad cántabra de Santoña. Un viaje que planificamos con tiempo, para poder huir del camino más corto y disfrutar tanto del paisaje, como de la ruta. Diseñamos así un pequeño recorrido con destino a un punto no muy conocido de Las Merindades, la cascada de Tartalés, con su impresionante túnel excavado en la roca y que deja a la izquierda la pequeña cascada que da nombre al lugar. Impresionante sitio.

El recorrido comienza en Burgos, más que nada porque tenía que empezar en Burgos, y desde ahí cogemos la carretera N-623 dirección Santander, la de toda la vida, la del Páramo de Masa. Una carretera que ya pasa por sitios muy bonitos y que dejamos después de 60 km para irnos a la derecha en dirección a Pesquera de Ebro. Dejamos la nacional para iniciar una carretera más estrecha, de montaña, en la que en algunos puntos casi no caben dos coches.

De camino a Pesquera hacemos la primera parada en el Murador del Ebro. Hay un parking y se debe visitar a pie, con unas impresionantes vistas no aptas para personas con vértigo.

Caminos

Nuestro siguiente destino es el Dolmen la Cotorrita, junto a Porquera de Butrón. De camino hacemos una preciosa bajada hasta Pesquera de Ebro, para luego tomar una carretera de montaña en subida con varias horquillas. Los últimos dos kilómetros hasta el dolmen son por un camino de tierra en buen estado, mientras en la parte final hay una subida de piedras no apta para coches bajos. Pensando en la altura del Ignis decidimos afrontarla, con el único miedo de tener que tirar de embrague para que el coche no se lance mucho. Pero no, en esta circunstancia la pequeña ayuda eléctrica es vital, ya que permite subir al ralentí, sin forzar embrague o suspensión, a poca velocidad. La tracción 4×4 All Grip hace el resto.

La carretera mejora camino de la nueva parada en la Ermita Virgen de la Hoz, a la que se accede por un camino en buen estado desde lo alto del Puerto de la Mazorra en la CL-620. Aparte de la propia ermita, el sitio tiene dos visitas interesantes. Una, la calzada romana que salva el puerto y que, durante muchos años, fue el paso entre la meseta y los puertos del norte. La bajada es tan empinada que sólo la podían hacer expertos conductores de carros. Ahora sólo se puede hacer a pie. Encontramos, además, en la parte alta, cerca de la ermita, un curioso abrigo para el invierno en forma de cueva artificial de piedra a la que se accede por una empinada escalera.

Ya estamos cerca de nuestro destino, pero por antes de llegar hacemos una parada para reponer fuerzas en el bar La Bodega de Valdenoceda, donde por unos precios muy asequibles se come de maravilla, además con un trato exquisito.

Llegamos a nuestro destino, la cascada de Tartalés, no sin antes volver a cruzar el Ebro en Puente Arenas. Por el camino hemos podido comprobar que el Ignis mantiene inalteradas sus buenas cualidades como coche pequeño y ligero. Además, “arrastrar” la tracción total no supone un gran incremento de gasto, ya que el consumo medio quedó en sólo 0,1 l/100 km más que lo que gasto en viajes con mi Ignis 4×2, lo que queda holgadamente justificado si tenemos en cuenta que contamos con un coche mucho más seguro por la tracción total, o que en el dolmen habría tocado hacer los últimos 700 metros a pie. Merece la pena.